La autora es Maité Molina, para quien su segundo poemario "es también la historia de un gran dolor que deja una gran huella". Lo escribió a partir de comentarios familiares que escuchó en su infancia. Presenta el libro este viernes.
Por Paola Galano
De alguna manera, tomó nota de ciertos comentarios familiares con los que creció. “Cuando nací no sabían si iban a poder comprarme pañales”, recuerda Maité Molina, flamante autora del poemario “Crónica del incendio”.
Y sigue: “Me enteré de que el aguinaldo de mi tía, que era docente, en julio de 2001 lo había usado para comprarse un mantel”. Con 22 años, la joven poeta marplatense se pregunta “¿cómo se llega a éso y cómo se regenera?”.
Gran parte del clima de 2001 en Argentina, momento de quiebre en la historia reciente de este país, aparecen reflejados en su segundo libro de poemas, que presentará este viernes 18 de julio a las 17 en El Argentino (Chacabuco 36270). El primero que escribó fue “La breve brisa”.
Editado por el sello Halley, “Crónica de un incendio” empezó a gestarse hace varios años, a partir de la participación de la autora en talleres de escritura de poesía que brindó la profesora Evangelina Aguilera. Entonces, la consigna fue “trabajar con la creación de una voz poética que estuviera cruzada por algún tipo de evento de la historia nacional o un acontecimiento social”. Ahí apareció la crisis de 2001.
La lectura del libro “La literatura y la vida”, de Gilles Deleuze, aportó ideas a la hora pensar los textos, en los que aparece la voz de un personaje, hijo de un panadero y de una docente, que narra “lo que sus padres le cuentan que vivieron”, destacó Molina en una entrevista con LA CAPITAL.
La autora tiene 22 años y cursa la carrera de Letras de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
El libro de Deleuze ofreció la idea de que no existen trayectos vitales rectos y además instaló otra idea, la de expansión. “La operatoria fue de expansión, de sumar voces. El gesto del título es pensar una crónica, porque hay una pata en la historia y también como un gesto irreverente de alguna manera, porque no deja de ser un libro de poemas, pero algunos más bien narrativos”, indicó la autora, que cursa la carrera de Letras en la Universidad Nacional de Mar del Plata.
El poemario está dividido en partes, pero a su vez “se juega con la forma, con lo narrativo y realista, pero eso no quita que aparezcan de repente haikus”, dijo Molina, quien definió al libro “como una cosa extraña, es una gran expansión, va un poco hacia todos lados, es medio raro de contar”.
-¿Considerás que la tuya es una poesía social?
-Yo creo que este libro brota de la consigna, no es que no me interese la materia social, todo lo contrario, por eso ha sido seleccionado, pero tampoco me interesan las categorías. Yo no sé bien todavía cómo se hace un libro de poemas, pero quiero que todo lo que traiga y por supuesto que lo que uno elija compartir porque hay ideas a futuro, traten de ser lo más distintas posibles.
-¿Hace mucho que escribís?
-Sí, escribo desde los 12, 13 años. Ahí arranqué con los talleres de escritura también de la mano de Eva. Actualmente ella es mi correctora, no estoy tan activa como alumna de esos espacios, estoy estudiando los últimos años de la carrera de Letras y eso me llevó por otros caminos.
-El 2001 fue para vos un evento histórico, no fuiste contemporánea de ese momento.
-Nací en septiembre del 2002. Tuve que consultar mucho, tuve que leer algunos diarios, tuve que ver entrevistas o entrevistar a familiares o a gente en general para hacerme también una idea de eso, para trabajar con esa materia tan dolorosa. Para mí fue un trabajo desde el respeto de lo que pasó. Mi casa es la típica casa de la clase media argentina que a veces está un poquito mejor y otras veces está un poquito peor y que sufrió bastante ese momento todas esas incertidumbres y esas angustias tan terribles. Ya cuando tuve conciencia no estábamos en esa situación. Por eso es también la historia de un gran dolor que deja una gran huella, pero también de un origen, sin caer en la cursilería del ave Fénix y demás pero sí hay algo de que después del incendio quedan las cenizas y eso puede abonar una tierra, no sabremos hacia dónde van estos frutos después pero algo hacen. Hay algo del dolor de la incertidumbre y hay un nuevo origen, una tensión con eso.
-¿Por qué escribís y por que la poesía?
-Por qué escribir, gran pregunta, hay mucho del disfrute, no lo haría si no fuera una actividad de profundo goce al final para mí. ¿Por qué escribir poesía? Es una decisión que apareció con este segundo libro, porque podría haber tomado cualquier otra forma. Yo creo que es donde estoy más cómoda y lo que me permite ser más libre. La palabra más rebelde de todas es la poética, me parece a mí y a muchos, porque puede ir hacia cualquier lugar y puede buscar belleza en todos lados, no solo los naturalmente bellos. Hay mucho de eso en este segundo poemario, hay cuestiones grotescas y cruentas y no por eso se pierde el trabajo con la palabra.
Las personas que quieran ponerse en contacto con la autora podrán hacerlo a través del mail
maibelenmolina@gmail.com o de la cuenta de Instagram:
@_maimolina